Kristel.

Por cortesía te invité y serví,
te empiezo desde
lo más profundo de mis
recuerdos, y te acabo
sobre mi cuerpo ya sin
aliento ni sentido,
un abundande deseo,
caricias desesperadas, de niño a niña,
entre rama y
rama, tus hojas, todas;
y tus raíces,
hoy viene el otoño, quiero juventud,
vibración...
sé que vibras y
no es sobre mi cuerpo de
savia de hombre,
en un vacío y no empiezas,
quiero pronto tenerte conmigo, no solo cerrar los ojos y soñarlo,
no ausentarme yo solo
bajo los pliegues de las
sabanas secas de ti,
los sonidos de tu piel y mis alejados deseos
de sentirte lejos, rasco mis encias en la desesperación,
en mis labios ya
sellados y usados
voy a interrumpir
vamos a terminarnos
vamos a calcinarnos,
tan difícil de probar, pondré mis manos en hielo,
sentiré que muero, apaga la luz,
en ti vengo a
descubrir todo lo que
era para mi
[nuevo]
entierro mis ojos en tus pechos, cual arma filosa, abro los ojos y no sé...
Hay más vida, ¡llenos de pasión y alebosía!
Cada día te
invento de diversas
formas, colores,
quisiera que fueras parte de mi trofeos al deseo, mas no logro ganarte,
no entiendo tus monosílabos, paciencia, orgasmo tras orgasmo,
voy a deshojar
cada una de tus ramas;
me largo de aquí,
nada, ¡no pasa nada! Así fuimos siempre.

Lunero mutilado
Olei
Miguel pastillas