Frío infierno.
Soné el timbre 3 veces y en la tercera, a mitad del
sonido, abrieron; era una idea atorada que nos tenía perplejos con el brillo de
la pantalla en nuestras narices. Nos tenía atrapados con su majestuosidad,
quisiera creer en eso, pero no puedo, y es que nunca imaginé que algo tan
magnificente fuera a ser la pauta de mi inevitable colapso, aquél colapso
de donde todo crece pero a la vez se descompone, como un suspiro hacia
adentro. Quiero callar todo dentro de mí, esos monólogos internos me hacen
retroceder, pero es lo único que me queda, lo único auténtico que me
queda.
Mi mente es una
flama que no se extingue, soy yo entonces ese brillo deslumbrante reflejado en
un espejo. Siento que mi cráneo se derrite pero no importa, los días
últimamente se disuelven fácilmente. Son tan efímeros, tan fugaces, tan grises,
pero dentro de mí es un infierno que me consume lentamente y que algún día dará
lugar a mi extinción. Sobre el camino voy y no estoy dentro de mí, me veo desde
lejos separado de mí, observándome. Llevo de rostro una máscara de mi pasado.
Soy tan volátil, tan de paso que nadie nunca se dará cuenta de mi existencia.
No soy parte de nada, soy solo un espectador que observa al mundo desde el
fondo. No me gusta la idea de permanecer inerte, pero me es tan difícil crecer,
me es tan difícil llorar. Mi frente impactó contra mi frente y coincidí una vez
más como una pieza de rompecabezas, estaba atorado.
Tras la puerta
estaba la loca esta, brillando como siempre, los ojitos llorando tatuados en el
brazo le daban una gracia siniestra al movimiento de sus tetas que me aventaban
sin piedad a oleadas de recuerdos. Tras la puerta estaba la loca, me miró sin
mirarme, como si su mirada pasara de largo entre mi cadáver. Porque yo me
sentía como un cadáver en ese momento. Me tiró un "hola" rasposo,
luego se aclaró la garganta y no dijo más. El brillo se convirtió en un abismo.
La oscuridad regía todo, ni siquiera mi mente incandescente alumbraba más; pero
mi flama, aunque imperceptible, seguía vigente. Mi infierno rebosante seguía su
curso, entonces supe que algún día nos consumiría sin darnos cuenta, me consumo
cuál débil flama y no arderé nunca más, este infierno mío ha ganado, este día
mío ha terminado.
Lunero Mutilado
Miguel Pastillas
Olei
Benjamón