hola, qué tal

Las cortinas oscilan y se pierden en la pared,
te busco ahí, dentro, y la constante espera es larga,
algo susúrra a mi oído, es mi único acompañante el viento,
lástima que no lo comprendo, lastima lo que entiendo,
parpadeo y cada vez las estrellas cambian su lugar,
fácilmente consigo ubicarlas de nuevo, pero tú, ¿dónde estás?
te pierdes, hasta parece que huyes y eso me estremece,
te hablé y rogué con los labios cansados,
mis rodillas más entumidas que nunca de estar así, llorando al cielo,
me fraccioné al descubrirte, me desintegré al notar mi cansancio,
caigo y penetro el suelo, imposible llegar a tu deseo y placer,
me convenzo de que mi esfuerzo es extrahumano,
hora de partir a los reflejos de cansancio puro y desvanecerse,
hundir los pies en la tierra, multiplicar mis brazos hasta ser un árbol,
uno grande de bosques de montaña,
perderme y extenderme a través del suelo,
y a través del cielo, crecer hasta alcanzarte, arriba de las nubes,
ubicarte en el mapa, saber tus coordenadas,
mirar hacia abajo y verte algo opaco, igual eres tú,
cómo saber si eres lo mismo, quisiera contar tus moléculas, cada una, que concuerde la cifra,
despiertame, siento tus dedos en mi pelo, suavemente recorriendolo con miedo,
siento que algo falta, como si realmente no estuvieras aquí,
escondes algo y no es solo a tí mismo, ni un regalo, ni un deseo,
cuántas inseguridades habrá detrás de cada frase, se convierten, todas ellas, en cifras incontables,
ahora quiero huír de tus palabras que me dicen cosas que no se dicen, me detengo,
pero tú, incontrolable, sigues huyendo,
con tu trayectoria dibujas verdades indeseables,
no sé cuál es tu itinerario, ni siquiera si te veré el siguiente año,
y siento miedo al siguiente de sentir tus bellos rozar mi piel, cosas de nosotros,
pero, a mí, ya nada de esto me concierne,
ahora huímos juntos en direcciones contrarias mirando el cielo tan lleno de nada.

Olei
Lunero Mutilado