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Esta descripción te va a dar miedo

Sunday, August 20, 2006

Los naufragios en la vía celestial.

Somos salvajes humanos entre líneas paralelas a la hematosfera cardiáca,
somos reales, esas sombras hacen llorar tus ojos con íris abismales,
sus sombras como el control remoto de su pecho,
y un balance inconfundible de caderas, una lluvia de agosto,
sus gotas fueron como rayos ensamblados a sus sonrisas hipócritas,
una nobleza en sus labios al decir palabras como aquellas de ayer,
son ecos que en nuestras paredes suelen naufragar entre hematomas flourecentes
y quebrarse al llegar a un límite que siempre equivoca al regresar,
como un papalote que se quema a la luz del sol, y a la luz de la luna,
somos como pianos que salen de las raíces del nuevo neptuno,
mis raíces son como un tráfico entre las venas pudorosas de histeria,
lejos de las ventanas tus ojos allá arriba, dos estrellas perdidas,
labios, que puedo decir, suaves y puros, me saben a hierba,
somos el reflejo de un cuerpo, como mariposas volamos, como aviones caemos entre los suelos subterráneos,
debimos nacer en otros mundos y expandir el universo para siempre, lejos de aquí, un camino nuevo recorrer,
como las canicas que recorren tu espalda, siendo el nuevo ferrocarril descarriado y llueve con este cielo despejado mientras te abrigas con ese arcoíris inexistente, vistete de invierno,
me cubro con tu ser de hojas tapando asi las cicatrices,
cicatrices en el alma que es de ambos,
ensambladas como matises en la pared de la vida,
una vida que se escurre por el tiempo,
como la soda que recorre por las venas de la mediocridad,
llueve trás las ventanas, esas nubes traviesas nos hacen escondernos,
esas miradas que empañan mis anhelos, esos viajes que explotan mis sentidos,
esa música que atraviesa mis oídos para decirme cosas que olvido,
son ecos que anotan entre mis objetos resplandesientes,
rebotan en los rincones de tu boca, cierro mis ojos para poder dormir y soñar,
las pelotas son como estrellas fugases,
los monitos son como meteoritos,
hay manos abajo de sus vestidos,
pero no envidia en esos roces,
como rosas que entregamos cuando alguien muere,
como lagrimas que despojamos de los ojos cansados de estar abiertos para tí,
sus ojos como el desierto, como hematomas del vientre de una nueva matriz,
no sabemos cómo pensar ni cómo actuar, errantes manos con errantes dedos,
los manantiales se secaron.

Fid
Lunero mutilado